En el vasto panorama de la cultura y las artes, los cánones han sido históricamente vistos como faros de excelencia, guías que marcan el camino hacia lo que se considera esencial y digno de estudio. Sin embargo, una mirada más crítica revela que estos cánones son, de hecho, constructos culturales profundamente influenciados por matrices de poder, como el machismo y el racismo, que han moldeado nuestras percepciones de la calidad y el valor artístico. A lo largo de la historia, voces y obras de incalculable valor han sido marginadas o excluidas de estos cánones por no encajar en los moldes de género, raza o etnia dominantes.
Las relaciones entre el canon y los amantes de las obras es algo que siempre me ha fascinado. Por eso quería reflexionar esta vez sobre la naturaleza de los cánones culturales, examinando cómo se han construido y cómo han servido para perpetuar estructuras de poder desiguales. A pesar de disfrutar de muchos cánones culturales, creo que estos no son indicativos intrínsecos de calidad y que desafiarlos no solo es posible, sino necesario para una comprensión más inclusiva y equitativa de la cultura y las artes. Al cuestionar y expandir los límites de lo que se considera canónico, abrimos la puerta a un mundo donde la diversidad de voces y experiencias enriquece nuestro panorama cultural, liberándonos de las ataduras de un pasado unilateral para abrazar un futuro más plural y representativo.
Historia y Evolución de los Cánones
Los cánones culturales no surgieron de la nada; tienen raíces históricas profundas. En el mundo de la literatura, por ejemplo, los cánones se originaron como una forma de consolidar y preservar ciertas obras que las élites culturales consideraban valiosas. En el arte y la música, estos cánones se formaron en torno a estilos y figuras que reflejaban los gustos y valores de las clases dominantes, a menudo en Europa. Estos cánones servían como una especie de “guía” para la educación y el consumo cultural, estableciendo lo que se consideraba digno de estudio y admiración.
Cada campo del arte y la literatura ha desarrollado sus propios cánones. En literatura, autores como Shakespeare, Cervantes y Homero han sido venerados como pilares inmutables. En la música clásica, compositores como Bach, Beethoven y Mozart han dominado las salas de concierto clásicas. En las artes visuales, artistas como Leonardo da Vinci, Rembrandt y Van Gogh han sido exaltados como genios universales. Estos cánones, aunque reconocen el genio indiscutible, también reflejan una preferencia por ciertas geografías, culturas y, en muchos casos, identidades de género. Sin embargo, la discusión sobre los cánones y su relevancia no se limita exclusivamente al ámbito del arte ‘culto’ o clásico. En la actualidad, observamos cómo esta dinámica se extiende también a expresiones de la cultura popular contemporánea. Géneros musicales urbanos como el trap y el reggaetón, a menudo objeto de debates acalorados, son claros ejemplos de cómo los cánones culturales se manifiestan en el presente. Estos estilos, emergentes de contextos socioculturales específicos y portadores de identidades y narrativas propias, enfrentan movimientos de resistencia y crítica, similares a los que han enfrentado otros géneros en el pasado como el punk. Esta oposición no solo revela tensiones en torno a lo que se considera ‘arte legítimo’, sino que también pone de manifiesto las dinámicas de poder, clase y cultura que continúan influyendo en la percepción y valoración del arte en la sociedad contemporánea.
Influencia del Machismo y Racismo en la Formación de los Cánones
El machismo ha jugado un papel crucial en la formación de los cánones, especialmente en la marginación de las voces femeninas. Durante siglos, las mujeres artistas y escritoras han sido sistemáticamente excluidas o menospreciadas en los cánones literarios y artísticos. Sus obras eran a menudo desestimadas como inferiores o atribuidas a figuras masculinas. En la literatura, por ejemplo, escritoras como Virginia Woolf y Emily Dickinson tuvieron que luchar contra prejuicios de género para ser reconocidas. En las artes visuales, artistas como Frida Kahlo y Artemisia Gentileschi solo recibieron un reconocimiento pleno mucho después de su tiempo, a pesar de su innegable talento y contribución.
Judit y su criada con la cabeza de Holofernes – Artemisia Gentileschi
El racismo también ha distorsionado los cánones culturales. Las obras y los autores de comunidades racializadas han sido históricamente subrepresentados o ignorados. En la literatura, por ejemplo, autores africanos, asiáticos y latinoamericanos han luchado por obtener reconocimiento en un canon dominado por autores europeos y estadounidenses. En la música, los géneros desarrollados por comunidades afroamericanas, como el jazz y el blues, tardaron en ser reconocidos como formas artísticas serias y valiosas.
Esta exclusión y marginación tienen consecuencias profundas. No solo limita nuestra comprensión de la historia del arte y la literatura, sino que también perpetúa una visión sesgada de la cultura, una que valora las contribuciones de ciertos grupos por encima de otros. Este sesgo en los cánones culturales refleja y refuerza estructuras sociales más amplias de desigualdad y discriminación.
Este análisis del machismo y el racismo en los cánones culturales revela cómo estas estructuras de poder han moldeado nuestras percepciones de la calidad artística y literaria. A continuación, exploraremos cómo las críticas contemporáneas a estos cánones están abogando por una mayor inclusión y diversidad.
Críticas al Canon y la Búsqueda de la Diversidad
En las últimas décadas, ha habido un creciente cuestionamiento de los cánones tradicionales desde diversas perspectivas críticas. Académicos, críticos y artistas han señalado cómo los cánones han excluido sistemáticamente a ciertas voces y perspectivas, particularmente de mujeres, personas de color y otras minorías. Este cuestionamiento ha generado un debate vital sobre qué se considera “clásico” o “imprescindible” y por qué. Se ha argumentado que los cánones, lejos de ser listas objetivas de ‘lo mejor’, reflejan las prioridades y prejuicios de ciertos grupos dominantes.
Este cuestionamiento ha ido de la mano con movimientos activos para redefinir y expandir los cánones. En la literatura, por ejemplo, ha habido un esfuerzo concertado por incluir más escritoras y autores de diversas etnias y nacionalidades en los currículos académicos. En las artes, museos y galerías están reevaluando sus colecciones y exposiciones para presentar una gama más diversa de artistas. En la música, hay un reconocimiento creciente de géneros y artistas que anteriormente habían sido marginados.
La globalización y las redes sociales también han desempeñado un papel significativo en desafiar los cánones tradicionales. La facilidad de acceso a una amplia gama de obras culturales de todo el mundo ha permitido que las audiencias descubran y aprecien una diversidad de expresiones artísticas que antes estaban ocultas por las barreras del canon. Este acceso ha fomentado una apreciación más inclusiva y pluralista de las artes y la literatura.
Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat, retratados en 1985.
Calidad vs. Canon: Rompiendo Moldes Establecidos
La noción de que lo canónico es sinónimo de calidad es un concepto que necesita ser reevaluado críticamente. La calidad artística y literaria no es una medida objetiva; está profundamente influenciada por contextos culturales, históricos y personales. Las obras incluidas en los cánones han sido tradicionalmente seleccionadas por grupos con cierto poder y prestigio, lo que a menudo refleja sus propios gustos y prejuicios, más que una apreciación universal de la calidad. Reconocer esto es esencial para entender que hay obras de gran calidad fuera de los límites del canon establecido.
Al expandir nuestra percepción de qué constituye calidad, podemos reconocer la riqueza y diversidad de experiencias y expresiones que han sido marginadas por los cánones tradicionales. Esto implica valorar obras que provienen de diferentes culturas, géneros y perspectivas, y entender que estas ofrecen formas de excelencia únicas y valiosas. Este enfoque más inclusivo nos permite apreciar una gama más amplia de obras que, aunque no sean “canónicas”, son profundamente significativas y artísticamente sobresalientes.
Mirando hacia el futuro, el desafío es continuar cuestionando y ampliando los límites de lo que consideramos canónico. Esto requiere un esfuerzo consciente por parte de instituciones culturales, académicas y de los medios de comunicación para promover y valorar la diversidad en todas sus formas. También implica un compromiso individual para explorar y apreciar obras fuera de los cánones establecidos, reconociendo que la calidad y el valor artístico se encuentran en una multitud de formas y expresiones.
En última instancia, el verdadero valor de las artes y la literatura yace en su capacidad para reflejar la complejidad, las luchas y las alegrías de la experiencia humana. Al desafiar los cánones establecidos y abrirnos a la riqueza de la diversidad cultural, no solo creamos un espacio más justo y equitativo, sino que también nos enriquecemos colectivamente, ampliando nuestra comprensión y apreciación de lo que significa ser humano en un mundo vasto y variado.